Sanar el duelo en familia: Acompañando a niños y adolescentes en la pérdida de un ser querido

La muerte de un ser querido es una de las experiencias más dolorosas que podemos enfrentar, es un sentimiento que piensas te va a destruir por completo, es una oscuridad profunda que amenaza todo tu ser. Cuando estamos en duelo y, al mismo tiempo, debemos ayudar a nuestros hijos a atravesar su propio dolor, la carga emocional puede parecer abrumadora, casi imposible de llevar, pero aquí te comparto algunos consejos que espero pueda ayudarlos a sanar juntos, en familia.

  1. Habla sobre la pérdida

Es importante hablar sobre lo que pasó, expresar sus sentimientos. Los niños y adolescentes a menudo tienen preguntas y miedos que necesitan ser abordados con honestidad y sensibilidad. Usa un lenguaje sencillo y cercano, adecuado para su edad. Explicar la muerte de manera clara puede ayudarles a entender mejor lo que sienten, es inexplicable e imposible la nueva realidad que viven. 

Según la Psicóloga Marisa Azaret, hay que tener en cuenta que si son niños pequeños todavía no tienen claro el concepto de la muerte, por lo que es probable que te pregunten una y otra vez “¿Dónde está… (ese ser querido)?”. Sé que no es fácil porque estarás viviendo tu propio proceso, pero respira y contesta a sus preguntas cuantas veces sea necesario de manera empática. 

  1. Valida sus emociones

No hay forma correcta de vivir el duelo, todos en la familia procesan el duelo de manera diferente. Algunos pueden sentir tristeza, otros enojo, miedo o incluso alivio. Asegúrate de validar las emociones de tus hijos, dejándoles saber que está bien sentirse como lo hacen. Dales espacio para llorar, hablar o simplemente estar en silencio, pero recuérdales siempre lo mucho que los amas. Un abrazo generalmente es bien recibido y si no es así, dales tiempo. Aunque te digan que no quieren ese abrazo o te rechacen, como pasa con algunos adolescentes, te aseguro que si lo quieren o lo necesitan, solo que la ira y la negación por lo sucedido puede que los nuble. Recuerda que el dolor e incertidumbre que sienten todos es muy grande. 

  1. Crea rutinas de apoyo

Mantener ciertas rutinas puede proporcionar una sensación de estabilidad y seguridad en tiempos de crisis emocional. Esto no significa que todo deba seguir igual, pero pequeñas rutinas como comer juntos, orar o leer una historia antes de dormir, inclusive hacer una actividad en familia pueden ayudar a proporcionar un ancla en medio de la tormenta. No es fácil, pero es un proceso que irán llevando poco a poco.

  1. Comparte recuerdos, resignifica y agradece.

Hablar sobre la persona que han perdido puede ser doloroso, sí, pero también reconfortante porque puede que hasta sonrían recordando momentos bonitos. Y sí, es posible que primero sea entre lágrimas, pero poco a poco irá cambiando. Comparte historias, vean fotos o videos juntos y permite que tus hijos también hablen de sus recuerdos. Esto no solo honra la memoria del ser querido, sino que también ayuda a mantener vivo su legado de una manera positiva. Ten en cuenta que es posible que uno de ellos no quiera ver esas fotos o videos porque resulta muy doloroso, así que no lo obligues. Espera a que pase un poco de tiempo e intenta recordar esos momentos de manera natural. Por ejemplo, si alguien se resbala, comenta “recuerdas cuando …. Casi se cae y todos reímos” o “recuerdas los gritos que dio en aquel juego” o comienza una vez más, a ver esas fotos o vídeos y quizás se acerque, pero no dejes de intentarlo porque resignificar el pasado, ayuda a sanar. Hazte esta pregunta: ¿Hubieses preferido no conocerl@ o no haberl@ tenido en tu vida con tal de no sentir este dolor tan grande?  

Recordar lo bonito, te hace sentir agradecida del tiempo juntos aunque pienses haya sido muy poco y les faltaba más por vivir, pero como escribió mi hija Miranda poco después de la muerte de su papá, “Pa, pase poco tiempo contigo, pero 12 años es mejor que nada. Te amo!”.

  1. Busca ayuda profesional

No tengas miedo de buscar ayuda. Terapeutas especializados en duelo pueden proporcionar un apoyo invaluable tanto para ti como para tus hijos. A veces, hablar con alguien fuera del círculo familiar puede ayudar a procesar el dolor de manera más efectiva. Es posible que no quieras o quieran ir, pero es importante que lo hagan, yo recuerdo que mi hijo de 15 años en aquel momento no quería ir y me odio por llevarlo, pero le dije: “No sé cómo lidiar con esto, con mi dolor que me rompe el alma y con tu dolor que hace lo mismo y te llena de rabia. Así que debemos al menos, intentarlo”.  

Recomendaría también que si se trata de un adolescente, pregúntale si prefiere un terapeuta hombre o mujer. Lo ideal es que se sienta lo más cómodo posible para que así, haya más posibilidades de que se comunique mejor  y comience a sanar.

  1. Cuida de ti mismo

Es fácil descuidar tu propio bienestar cuando estás enfocado en ayudar a tus hijos, pero recuerda que no puedes dar lo que no tienes. Tómate tiempo para ti, para llorar, descansar y buscar apoyo en amigos o familiares, esos a los que me gusta llamar “Gente Luminosa” los que suman, los que están allí para escucharte o abrazarte y ayudarán a recargarte de energía bonita y fuerza para seguir adelante. Recuerda que debes poner límites a aquellos que restan o drenan la poca energía que sientes tener. 

Insisto, un terapeuta o psicólogo es una excelente opción. Yo era de la que no creía mucho en eso, quizás porque pensaba que podía sola o porque hay quienes piensan que si lo haces es porque estás “loc@”; nada más alejado de la realidad.  La pregunta es: ¿Por qué intentarlo sol@ cuando puedes tener ayuda? Quizás, ese profesional puede ayudarte a ver un enfoque diferente y trabajar en ti para estar mejor.  Cuidarte es esencial para poder cuidar bien de tus hijos. 

  1. Herramientas 

Hay muchas herramientas que pueden ayudar a la familia a superar vivir desde el dolor. La escritura, el dibujo, la música y otras formas de expresión creativa pueden ser muy terapéuticas porque ayudan a “sacar” ese dolor que no has querido sentir, porque sí, es muy duro conectar con esa oscuridad que amenaza con destruirte, pero la única forma de sanar es atravesando el dolor, no hay atajos y lo sé porque los intenté todos.

También puedes considerar actividades como salir a caminar, el yoga o la meditación, que pueden ayudar a calmar la mente y el cuerpo. Escucha música que pueda te ayude, no que te hunda. Lee libros o busca podcasts que puedan hacerte reflexionar y quizás ayudar en tu camino a sanar. La verdad es que debes al menos intentarlo, porque ¿qué es lo peor que puede pasar, que no funcione? Bueno, peor no vas a estar, así que vale la pena, al menos intentarlo. 

  1. Permítete sentir y sanar a tu ritmo

No hay un tiempo para el duelo y no es que el tiempo ayude, es lo que haces en ese tiempo para sanar. Habrá días buenos, días no tan buenos y otros terribles, y eso está bien, es normal porque la montaña rusa de emociones que estás viviendo a veces te lleva en picada, pero calma, repítete: “Voy a estar bien” y trabaja para lograrlo. 

Permítete sentir todas las emociones y recuerda que está bien pedir ayuda y apoyarte en los demás. Llorar delante de tus hijos está bien, pero lo que no puedes es rendirte y hundirte en el dolor. Sí, sé que eso es lo que quieres porque es muy difícil seguir en el día a día, pero tu vulnerabilidad y fortaleza los hará aprender a seguir a pesar de los golpes de la vida. Tienes que permitirte sentir, pero no puedes vivir desde el dolor e ir como muert@ en vida. 

Adriana Castro, de la fundación Ale, perdió a su hijo de 3 años y dice que: “debemos poner tiempo de caducidad al sufrimiento” porque el dolor nos va a acompañar toda la vida, pero debes trabajar en aprender a vivir con ese dolor, e inclusive lograr ser tu mejor versión para honrar a quien no está y te quiere bien, porque cuando amas a alguien lo quieres bien. No te conviertas en un coleccionista de resentimientos porque la vida no te ha tratado como querías. Pregúntate, si hay algo que debes aprender de todo lo que ha pasado y comienza a trabajar en ti, oblígate a hacerlo así no quieras, te lo debes a ti, a tus hijos y a quien los acompañará siempre en su corazón.  

Sanar un duelo en familia es un camino difícil, pero no estás sol@ en esto, muchos hemos pasado por ese dolor y se que no es fácil, pero con amor, paciencia y apoyo mutuo, tú y tus hijos pueden encontrar la manera de seguir adelante e inclusive de volver a sonreír desde el corazón, de ser feliz.  

Scroll al inicio