Brillando en la oscuridad: Mi viaje con la depresión de mi hijo

Hoy te cuento mi experiencia como madre de un joven que sufre de depresión y ansiedad. Y comparto contigo herramientas que pueden ayudarte a manejar esta situación si pasas por lo mismo.

Mi viaje por el mundo de la depresión empezó cuando a mi hijo le dio un ataque de pánico en medio de una competencia en la que estaba participando representando a su colegio. En ese momento ni él ni yo sabíamos lo que estaba pasando. Él solo logró decirme que no estaba bien, que tenía sentimientos que no comprendía, que estaba muy triste y deprimido, que no podía respirar y quería salir corriendo. 

Mi hijo, en esa época, era un niño brillante, top de su clase. Se había ganado recientemente una beca completa en uno de los colegios más prestigiosos de la ciudad, en teoría no le faltaba nada… Pero sí le faltaba algo: una sustancia química en su cerebro que daba paso a la depresión. Hoy, 8 años después, puedo decir que el camino ha sido largo, lleno de angustias y frustraciones, pero gracias a la ayuda correcta y madurez de ambos hemos superado muchos problemas. Y aunque esta enfermedad es para siempre, hemos aprendimos a vivir con ella y a sacar lo mejor de la situación. 

Como madre con una excesiva actitud positiva, puedo decir que una de las cosas más difíciles para mí fue aceptar que mi hijo veía la vida a través de un velo de negativismo. A menudo, intentaba animarlo mostrándole la contraparte sin darme cuenta que le estaba haciendo más daño. Recuerdo que un día me dijo “Ma, cada que vez que tú me dices que vea la situación de otra manera me haces sentir peor, porque me doy cuenta que lo que TÚ ves tan simple yo no lo veo, que esa luz que TÚ ves al final del túnel YO no la veo” y allí comprendí que lo único que podía hacer era sentarme a su lado en ese túnel y en silencio agarrarle la mano y acompañarlo hasta que sus ojos se adaptaran a la oscuridad y lograra ver nuevamente el rayo de luz. Me costó mucho, pero fue uno de los mayores aprendizajes de este viaje. 

Romper el estigma en torno a la salud mental es difícil, y como madre, es angustiante no saber cómo ayudar. Estas son algunas herramientas que me ayudaron a lidiar con mi adolescente, quien además de estar atravesando cambios hormonales, enfrentaba desequilibrios químicos y no contaba con la madurez suficiente para comprender lo que estaba experimentando.

1. Educación sobre la salud mental: Comprender los síntomas y causas de la depresión y la ansiedad nos puede ayudar a manejar mejor la situación y ofrecer un apoyo más efectivo. Nos ayuda a entender que no es lo mismo estar de mal humor que estar deprimido, ser flojo a tener déficit de atención, ser miedoso a sufrir de ataques de pánico. Cuando leemos y nos educamos podemos identificar y ayudar mejor a nuestros hijos. 

2. Escuchar de manera activa y comprensiva: Estar disponible para escuchar sin juzgar y mostrar empatía hacia los sentimientos y preocupaciones de nuestros hijos puede hacer una gran diferencia. Lo que parece simple para nosotros, no siempre lo es para ellos.

3. Buscar ayuda profesional: A veces, los padres podemos necesitar ayuda de psicólogos, psiquiatras u otros profesionales de la salud mental para entender mejor y tratar los problemas de nuestros hijos. Un especialista ES TU MEJOR ALIADO. Probablemente tu hij@ no quiera asistir a una consulta, pero tú puedes pautar una para ti y la ayuda que puede ofrecerte es invaluable.

4. Promover un ambiente de apoyo: Crear un entorno familiar donde se fomente el diálogo abierto sobre la salud mental puede hacer que nuestros hijos se sientan más cómodos al hablar sobre sus emociones y buscar ayuda cuando la necesiten. El colegio puede ser otro gran aliado en este proceso, hoy en día muchas instituciones educativas cuentan con buenos recursos en lo que se refiere a salud mental.

5. Fomentar hábitos saludables: Una dieta equilibrada, ejercicio regular y suficiente descanso pueden tener un impacto positivo en la salud mental de los adolescentes.

6. Establecer rutinas y límites: Tener rutinas predecibles puede proporcionar estructura y seguridad emocional, mientras que establecer límites claros puede ayudar a reducir el estrés y la ansiedad.

7. Redes de apoyo: Conectar a nuestros hijos con amigos, familiares u otras personas que puedan brindar apoyo emocional también puede ser beneficioso.

8. Fomentar la autoestima positiva: Reconocer y alentar los logros y cualidades positivas de nuestros hijos puede fortalecer su autoestima y resiliencia frente a los desafíos.

9. Educación sobre la prevención del suicidio: Este es un tema del que casi nadie se atreve a hablar, pero es una realidad, así que, estar informado sobre los signos de alerta de suicidio y cómo intervenir de manera adecuada puede ser crucial en situaciones de crisis.

10. Practicar el autocuidado como madre: Es fundamental cuidar tu propia salud mental y emocional para poder ser un apoyo efectivo para tu hijo. Por eso la terapia para la madre es recomendable.

Te tengo una buena noticia: No estás sola, somos muchos los que estamos pasando por esto. Busca el apoyo necesario y trata de utilizar estas herramientas que a nosotros nos ha fortalecido y permitido sobrellevar esta enfermedad.

Recursos / Fuentes:

Si tu hijo o alguien que tu conoces está atravesando un proceso de depresión llamar al:

Substance Abuse and Mental Health Administration (SAMHSA) Helpline: 1-800-662-4357

National Suicide Prevention Lifeline: 1-800-273-8255

Libros que me acompañaron en este trayecto:

Living with IT”  A survivor’s guide to overcoming Panic and Anxiety (Bev Aisbett)
 “Mamá me he parado por dentro” María Escalona del Olmo

Scroll al inicio