Tras la muerte repentina del padre de mis hijos y compañero de vida por cerca de 26 años, logré salir adelante con mis hijos Andrés y Miranda. Transité por un proceso muy duro, pero elegí ser feliz, trabajé para lograrlo y le sonreí a la vida nuevamente para luego ser sorprendida por un nuevo amor. La vida está llena de cambios, pero depende de ti cómo enfrentarlos, porque puedes convertirte en tu mejor o peor versión por el resto de tu vida. La resiliencia o crecimiento post traumático es clave. Por eso, estoy convencida que la felicidad es una elección, pero hay que trabajar en conseguirla, y si bien es cierto que la felicidad es subjetiva, hay una realidad, y es que luego de un duelo, esa felicidad parece inalcanzable.